En enero y febrero, las temperaturas pueden bajar y permanecer por debajo del punto de congelación en Alemania, lo que hace que estos dos meses sean los más fríos del año. Este es también el momento en que muchos de los paisajes parecen dolorosamente hermosos y exudan una atmósfera casi mágica. En este momento especial, a muchos alemanes les encanta dar largos paseos por la tarde por bosques, campos y prados, cuya vista es relajante y reconfortante. Aquí, las ramas, las ramitas y la hierba están cubiertas de escarcha y brillan como un cristal a la luz difusa del sol invernal, creando un espectáculo grandioso y majestuoso. Poco antes de que se ponga el sol, la gente regresa, dejando atrás el frío intenso para disfrutar del calor acogedor de sus hogares entre sus familiares y amigos.